esa playa donde el tiempo...

(sin titulo)

En la playa de las arenas del tiempo, frente al mar la brisa y las olas se conocieron una tarde la luz y la oscuridad. Justo cuando el sol se ponía sobre el mar, un hada resplandeciente, llegó a despedir el día para darle paso a la noche y justo cuando se marchaba, un hermoso joven de tez azulada llegaba a despertar la luna, oscurecer las nubes, tornar más frío el viento y así darle inicio a la noche. Luego de  esto, el hada que aún permanecía allí escondida y maravillada veía como ese apuesto príncipe de ensueños caminaba triste en aquella playa, mojando sus pies entre las aguas del mar. Tímida y encantada se fue de aquel lugar, al que todos los días regresaba a despedir al sol, ver la luna y a ese joven llegar. Una de esas tardes justo cuando aquel joven llegaba a despertar la luna, un destello brillante, un encantador olor a sándalo y una melodiosa voz le invadieron los sentidos, desconcertado, pero a la vez maravillado vio por primera vez al ser más hermoso que él hubiese visto jamás. Hechizado por esos profundos ojos verdes y ese halo de luz brillante, la oscuridad y sus ojos negros conocieron la belleza de la luz la cual enamoro sus noches de tristezas. Entre timidez y emoción logro acercarse sin saber, que ella desde  hacia mucho tiempo lo estaba observando y esperando enamorada. Nadie imaginaría jamás el gran amor que esa noche nació, el cual al pasar del tiempo crecía cada vez más, cobijado tan solo por esos cortos instantes en los que la luz y la oscuridad pueden estar juntos en el mismo lugar. Ella era majestuosamente hermosa, pura, alegre,  blanca, transparente, un ser sobrenatural. El era hermoso, oscuro, misterioso, triste, frágil, simplemente humano. Pero en común tenían un amor lleno de contrastes, ilusiones, restricciones y dolor, el cual luego invadiría su alma.
Las horas no pasaban en la playa de estos dos amantes, las más emotivas melodías se oían al pasar el viento, el sol era más brillante y las noches más azules, al estar juntos la playa fue testigo del más hermoso eclipse de amor. Pero esta unión iba en contra de todo lo establecido, Pues la luz y la oscuridad no se crearon para amarse. Fue en ese momento en el que la naturaleza furiosa por lo ocurrido reunió a estos dos enamorados y con una dureza implacable, los condeno a vivir alejados por siempre el uno del otro. El cielo lloró, derramando las más puras gotas de lluvia durante horas, el mar se enojó y formó las más incontrolables olas, la tierra tembló estremeciéndolo todo, pero nada pudo evitar la terrible separación. La triste hada decepcionada escondió el sol tras las nubes para no verlo brillar y todas las tardes le dejaba destellos de luz a su amado quien amorosamente los colgaba en el cielo, creando las más brillantes estrellas recordándole el amor y la belleza incomparable de su enamorada. El, triste y abandonado tan solo recorría la playa, como solía hacerlo antes de conocer el amor. Solo, mojando sus pies entre las aguas del mar. llorando la desilusión y la soledad. A partir de ese día en el que su amor fue condenado, cuando estos dos enamorados entristecen el cielo llora, el sol no brilla, las noches se estrellan y el viento se enfría, pero nunca este incomprendido amor abandona esa playa donde el tiempo se detiene, las olas juegan y el viento es testigo de la grandeza de un sentimiento inmortal entre la luz del día y la oscuridad de la noche.

© Laura Andrea Guerra Quintero.